lunes, 5 de septiembre de 2011

Los límites de la libertad: el marco de la ley

En una sociedad la libertad individual no puede ser absoluta; debe tener determinados límites. No es posible mantener una estructura social si "cada uno hace lo que quiere" sin tener en cuenta los derechos de los demás y el orden público.
Es la razón por la que la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, sancionada en Francia en 1789 establece que:
La Declaración de los Derechos del Hombre aprobada  por la asamblea Francesa  en  1789
"La libertad consiste en hacer todo lo que no dañe al otro [...]; la existencia de los derechos naturales de cada hombre no tiene más límites que aquellos que aseguren a los otros miembros de la sociedad el goce de esos mismos derechos"
Pero, por otra parte estos límites a la libertad y de los derechos que cada uno no pueden ser establecidos en forma caprichosa o arbitraria: "sólo pueden ser determinados por la ley"
En estados democráticos el orden jurídico reconoce la libertad y asegura su existencia pero también establece sus límites para garantizar la paz social. Así lo establece nuestra Constitución Nacional:
"Ningún habitante de la nación será obligado a hacer lo que no manda la ley ni privado de lo que ella no prohíbe" (Art. 19) En el mismo punto, establece que están fuera de la jurisdicción de los poderes del Estado las acciones privadas de los hombres "que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero"
Queda claro que un principio fundamental de nuestro orden jurídico es el reconocimiento de la libertad individual dentro del marco de la ley. 

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